Juan 3:16 [1]


Porque Yahuwah Amó tanto al mundo, que dio a Su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Juan 3:16

Yahuwah es Amor. Él es la fuente de toda vida, todo amor y de toda la felicidad que existe en cualquier lugar.

Pero el amor sin un recipiente está vacío. Para amar de verdad, tiene que haber alguien o algo que reciba ese amor. En la eternidad pasada, el Soberano del universo no estaba solo en Su obra amorosa. Tenía un compañero, un socio quien compartía Sus objetivos de beneficencia y quien podía entrar en Su deleite del dar alegría a todos los seres creados. Este compañero era muy querido por Yahuwah el gran corazón de Amor. De hecho, este compañero en la obra era el propio Hijo de Yahuwah.

La Biblia dice muy poco del tiempo compartido solo por los dos, antes de que se crearan los primeros seres. Sin embargo, la Escritura ofrece un breve vistazo de la preciosa unidad entre estos dos mejores amigos, Padre e Hijo, en esa edad del pasado lejano.

Aquí, Yahushûa el Hijo, es personificado como la ´Sabiduría´ y en este pasaje una vista conmovedora es compartida de la devoción entre el AMOR y Su único Hijo.

[Yahuwah] me poseía en el principio de Su camino, antes de Sus obras de la antigüedad. Desde la eternidad fui establecida, desde el principio, desde los orígenes de la tierra. Cuando no había abismos fui engendrado, cuando no había manantiales abundantes en aguas. Antes que los montes fueran asentados, antes que las colinas, fui engendrado,

cuando El no había hecho aún la tierra y los campos, ni el polvo primero del mundo. Cuando estableció los cielos, allí estaba Yo; cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo, cuando arriba afirmó los cielos, cuando las fuentes del abismo se afianzaron, cuando al mar puso sus límites para que las aguas no transgredieran Su mandato, cuando señaló los cimientos de la tierra, Yo estaba entonces junto a Él, como arquitecto;y era Su deleite a diario, regocijándome en todo tiempo en Su presencia, regocijándome en el mundo, en Su tierra, y Mi deleite estaba con los hijos del hombre. (Ver Proverbios 8: 22-31, KJV)


Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación.” Stgo 1:17

Según el Padre, así es el Hijo. Así como el Padre se agradó en dar a Sus seres creados abundantes lluvias de amor y toda buena dádiva, el Hijo de todo corazón se unió con Su Padre trayendo alegría y dando amor a todos. Porque Su propia naturaleza era Amor, el dar, era una segunda naturaleza para Ellos.


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