Salmo 4 : 8 Shalom!

Salmo 4


Salmos 4:1 Para el director. Un canto de David entre los Tehillim. Cuando clamé a El, El Elohim de mi justificación me oyó Tú has hecho lugar para mí en mi tribulación, ten piedad de mí, y escucha mi oración. 2 O ustedes hijos de hombres, ¿hasta cuando volverán mi gloria en deshonra, amarán la vanidad, y correrán tras la falsedad? Selah 3 Conozcan ustedes que YAHWEH ha hecho cosas maravillosa para Su HaKadosh; YAHWEH oirá cuando yo clame a El 4 Puedes estar airado, ¡pero no peques! Sientan reparo acostados en la cama, por lo que dicen en sus corazones. Selah 5 Ofrezcan sacrificios de justicia, y pongan su confianza en YAHWEH. 6 Muchos preguntan: ¿quién nos mostrará cosas buenas? ¡O YAHWEH, la luz de tu semblante ha sido manifestada hacia nosotros 7 Tú has llenado mi corazón con alegría ellos han sido satisfechos con el fruto de su grano y el vino, y aceite. 8 Me acostaré en Shalom y dormiré; porque, YAHWEH, sólo Tú me haces vivir con seguridad, Selah...
Shalom ......

Leyendo este salmo, me llevo a pensar en la parábola en que Yahshua pone en escena un rico campesino cuyas "cosechas y vendimias" fueron de tal magnitud, que pensó en ampliar sus graneros. Jesús, igual que el salmo, denuncia con fuerza la ilusión de los hombres que se apoyan únicamente en sus bienes materiales. "Buscad primero el Reino de YHWH y su justicia y todo lo demás os vendrá por añadidura" (Lucas 12,18- 12,31).

Yahshua afirmó a menudo que la verdadera felicidad, "lo único necesario", era la vida íntima con Di-s. A Marta, que se atormentaba con los quehaceres del hogar, Yahshua dio como ejemplo a María, "que lo escuchaba" tranquilamente sentada junto a El (Lucas 10,42). Más que ningún fiel, Yahshu vivió la felicidad de sentir sobre El "la iluminación del rostro del Padre". "El Padre no me abandona jamás", decía (Juan 8,16).
Yahshua vivió esta paz y esta confianza total en el Padre, hasta en su reposo en el sepulcro, esperando "en paz" la resurrección. "En paz me acuesto y me duermo, porque Tú me haces reposar confiadamente, Señor".
Yahshua hablaba de la muerte como una especie de "sueño". "Nuestro amigo Lázaro duerme, voy a despertarlo" (Juan 11, 11). Finalmente la absoluta confianza en la oración, que testimonia este salmo ("El Señor me oye cuando lo invoco"), era igualmente la certeza de Yahshua: "pedid y recibiréis... Golpead y se os abrirá" (Mateo 7,7).
Las numerosas correspondencias entre el salmo 4 y el evangelio, no son fortuitas; Yahshua estaba realmente impregnado de esta oración. Los salmos, este salmo, era "su" oración. La oración de Yahshua se prolonga en nosotros, cuando recitamos este salmo.

 La búsqueda de la felicidad. El hombre moderno, igual que el hombre de todos los tiempos, está ávido de felicidad. Hay algo profundamente melancólico en este problema: "¿Quién nos dará la felicidad?".
Esta especie de pesimismo cunde en nuestras civilizaciones occidentales, pese a apariencias contrarias. La "sociedad de consumo" produce una especie de desencanto. Bien pagado, bien alimentado, bien instruido, bien abrigado, bien alojado... El hombre sigue preguntando: "¿Quién nos dará la felicidad?". ¡Qué valiosa es la profesión de fe del salmista, que se atreve simplemente a afirmar que él es feliz, que es más feliz que todos aquellos que superabundan en bienes materiales! "¡Diste a mi corazón más alegría que cuando abundan el trigo y el vino!".
Engañarse de felicidad: la "carrera hacia la mentira". Los bienes terrenos son necesarios. Pero quien va al extremo se engaña sobre la felicidad. Estamos seguros de una cosa: ¡que esos bienes son frágiles, fútiles, engañosos, decepcionantes! El autor de este salmo opone un rechazo total a la ambición que llevamos dentro hacia esos bienes engañosos. Estigmatiza esta búsqueda desenfrenada de la "carrera hacia la mentira, el amor de la nada": corréis hacia el "vacío" cuando os dejáis absorber por los negocios... Os equivocáis sobre la verdadera felicidad. "No sólo de pan vive el hombre" (Mateo 4,4). La invitación tanto de Jesús como del salmo, es no tanto de reducir nuestros deseos, cuanto de colocarlos más alto.
Para un verdadero sueño reparador. La fórmula del salmista es pintoresca y de una elocuencia nada banal. "En paz me acuesto y me duermo"... ¡Hace de este equilibrio un signo de su "fe"! No está turbado, no está tenso, aun en medio de sus cuidados... Su secreto, es poner su confianza en Di-s. Confiesa que se duerme tranquilo y que se despierta bien dispuesto, la mañana siguiente, pasada una buena noche: "me acuesto, me duermo, luego me despierto; el Señor me protege, no temo a los muchos millares que en derredor mío acampan contra mí" (Salmo 3,6), cantaba el salmo anterior, casi con las mismas palabras. Yahshua, era alguien que sabía dormir, aun en medio de las fuertes tempestades, y decía que Di-s cuida del trigo que crece aun cuando el agricultor duerma (Marcos 4,27).
Oración de la tarde antes de acostarse. Este salmo es tradicionalmente utilizado como oración de Completas. Es una bella oración vespertina. Decir a Di-s que El es nuestro "único necesario". Hacer "silencio" haciendo callar las preocupaciones. ("Yo os digo, no os inquietéis", decía Yahshua a sus discípulos. Lucas 12,22). Promover en nosotros mismos los valores de "paz", de "tranquilidad", de "felicidad". Luego entregarnos al sueño confiando que la acción misteriosa de Di-s continúa en nosotros mientras dormimos. Tener "confianza" en Di-s (la palabra se repite dos veces en el salmo) y sepultarse en esta muerte aparente que es el sueño, con la certeza del "despertar".
Reflexionad en lo secreto, haced silencio, no pequéis más. Al caer la tarde, es hora del balance, de la "revisión de vida". Han ocurrido quizá cosas desagradables o malas en esta jornada. Es el momento de "reflexionar" en ellas, y de "convertirse". 
Señor, rectifica en mí lo que no corresponde a tu amor. Perdona mis pecados.
Shalom ... Que El Eterno les llene de sabiduria y de paz.

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